martes, 14 de mayo de 2013

Lejanía

Arde mi interior, todo mi cuerpo en llamas se consume. En cambio, sé que no estarás aquí, a mi lado; ni siquiera el instante que necesitaría para ilusionarme de tu presencia. Este injusto momento de letargo causado por el dolor de tu ausencia, me hace apreciar lo que te he podido llegar a querer. Sentimiento incontrolable que me hace respirar cada día. Ilusión de ver como te acercas a mí aunque pases de largo o simplemente me mires distraídamente, tan solo necesito eso para que mi cuerpo reaccione a tí.
En mis pensamientos más profundos imagino el día que estemos juntos y que pueda expresarte por fín lo que siento por tí. Contarte cada lágrima derramada por tu ausencia o lo complicado que se me hacía mirarte sabiendo que en algún momento desaparecerías otra vez.
Pero, ¿merece tanto sufrimiento un sentimiento? ¿Y si en realidad nunca estaremos juntos? ¿ Me marcho sin mirar atrás e intento olvidarte inútilmente o sigo a tu lado esperando un milagro antes de caer en mi desfallecimiento?
Quizás todo sea el destino, que nos unió para que nos ayudaramos mutuamente con nuestra amistad inquebrantable, pero se olvido del amor pasional.
¿Como una misma persona puede hacer revolver en mi interior la alegría más absoluta, el amor más profundo, la admiración infinita y a la vez la más grande de las desdichas, la tristeza más oscura y el agotamiento de emociones?
Dicen que la distancia es el olvido, pero nada más lejos de la realidad cuando dos personas están unidas para siempre...

lunes, 13 de mayo de 2013

Historia de un instante

Buscando algo, impaciente, distraida, con un objetivo en mente.
De nada sirvió todo ello, cuando sin ver, sentí como mi cuerpo era atravesado por esa sensación tan fuerte como agradable y esperada. Entonces, mis sentimientos no me pertenecían, ya que se volvieron a tu voluntad.
Inocencia derramaban tus ojos brillantes, los cuales, advirtieron al instante que mis sentidos eran ahora tuyos; al igual que todo mi ser, que prometió admiración y devoción absoluta hacía tí.
En un movimiento involuntario, fijé mi mirada en la tuya y en ese momento no hubo opción a réplica, intuición que me llevó a vislumbrar este bonito final.
Allí mismo supe que me encontraba en el lugar y el momento indicados. El destino una vez más me condujo hacía el camino correcto para que vosotros y yo coincidieramos. Mi busqueda no sirvió de nada, vosotros me encontrastes a mí. Y es que, no fuisteis la elección, ¡sino yo!
Nunca, nunca hubiera ni podría olvidar cada una de vuestras primeras miradas, todo lo que fuisteis y seguís siendo para mí, perdurará en el tiempo. ¡Porque tuve la oportunidad de ser elegida por cada uno de vosotros!

A todos mis perros que siguen y seguirán conmigo, da igual el tiempo que pase y eso es lo único que perdurará para siempre...

viernes, 5 de abril de 2013

Fantasma a medianoche

Todas las noches volvéis a mí como fantasmas, para recordarme lo que perdí. Imágenes sin sentido que preferiría haber olvidado para siempre.
Mi reacción no fue la adecuada, todo lo que tuve se fue como un suspiro al aire. No soporté el dolor de dejarlo ir.
Desde la oscuridad observo imágenes tan nítidas que me dañan la vista, olores que no volverán, sentimientos perdidos, movimientos irreales... Por un momento, creo estar allí enmedio de todo eso que está tan vivo, pero solo son fantasmas que un día estuvieron vivos a mi alrededor, y hoy en cambio solo son cenizas de lo que fue. Cenizas que vuelan hasta mí para torturarme cada noche en forma de espejismo.
Aunque así recordaré cada detalle por muy irreal que sea, ya que ahora mi interior está vacío, oscuro y frío.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Tarde de lluvia

Aunque las persianas están subidas y hace media hora se podía distinguir el color azulado del cielo, todo empieza a oscurecer. La alegre luz de la habitación se convierte ahora en sombría.
Voy hacia la ventana y se puede ver el paisaje de unos colores más apagados, pero no menos brillante, ya que han comenzado a caer del cielo rápidas gotitas que chocan contra todo lo que van alcanzando a su paso de un modo kamikaze.
Cada vez con más fuerza se escucha caer la fina lluvia. Algunas gotas llegan al cristal de la ventana de una forma precipitada, entonces se dejan llevar por la superficie vertical y la fuerza de la gravedad. Casi a modo de caricia van cayendo y cruzándose entre sí, animándome a que salga fuera.
Al abrir la puerta, ya se puede notar el agradable olor a naturaleza mojada y el ambiente húmedo del lugar.
Comienzo a andar por el porche de la casa, escuchando el crujido de la madera que piso, observando los pequeños charcos que se van formando en el suelo de hierba y tierra mojada.
El cielo de un gris intenso, parece calmado a pesar de la tormenta que estaba dejando escapar. Ni una pizca de aire, todo en calma, los animales resguardados cada uno en su pequeño y acogedor refugio, solo el sonido de las gotitas rompiéndose contra las hojas, flores, tejado, suelo...
Comienzo a bajar los peldaños de madera, poniéndome a descubierto bajo la agradable sensación de frialdad.
Voy andando por el campo al tiempo que observo mi alrededor: debajo de unos matorrales una gallina refugia a sus pollitos acomodándolos bajo sus alas, caballos tranquilos de pie mirando hacia el suelo y con los ojos cerrados para dejar caer cada gota que les resbala por el flequillo ya empapado, pajarillos embolados  posados en las ramas de los protectores y robustos árboles, un solitario gato negro sentado en el pollete de una de las ventanas de la casa, mira desconcertado con esos ojos de un verde intenso, la locura que cometo al ponerme al alcance del agua que cae del cielo.
Al distraerme con mi alrededor no había reparado en su presencia hasta ese momento. Mi gran perro de apariencia lobuna está sentado junto a mí; la lluvia le empapaba el pelo largo recio, pero no perdía ni un atisbo de su presencia noble y robusta. Sus orejas triangulares y rectas se movían sutílmente con cada sonido lejano que yo no podría apreciar. De capa negra y ceniza, su pelo abundante no lo parecía ya tanto por antojo de la fría lluvia. Sus patas gruesas y musculadas me perseguirían hasta el final de los tiempos, al igual que su mirada tan atenta y paciente, como protectora. Sus ojos almendrados y perfilados de color marrón intenso me podía expresar más que las conversaciones ruidosas de muchas personas.
Entonces su mirada distraída se clavó en la mía esperando la aceptación de su conveniente compañia. Yo en modo de agradecimiento le pasé la mano por su ancha frente, agradecido por la caricia me observó espectante esperando algún movimiento para iniciar la marcha. En ese momento comenzamos a dar un paseo tranquilo. Mi cara húmeda percibía el comienzo de un frío diferente. Ahora del cuerpo caliente de los animales se desprendía un humillo resultado del contacto del calor corporal con el frío cortante que empezaba a amenazar.
Por el valle se veía llegar una lengua de neblinilla que cubriría todo el campo en poco tiempo, haciéndo desaparecer la hierbecilla que quedaría cubierta.
La luz también era diferente, comenzaba a oscurecer, el crepúsculo nos había alcanzado.
Las gotitas comenzaban a perder fuerza en su caída, cada vez caían menos. Y el sonido de la lluvia estaba acabando, melodía cada vez más imperceptible.
De las hojas de los árboles resbalan los últimos cristalitos de agua.
El olor a humedad se mezcla con el olor inconfundible de troncos quemados en el fuego de un hogar cálido y acogedor, que la chimenea de la casa expulsa en forma de densa humareda. ¿Podré retener cada olor, cada sensación, cada color? ¿Cuándo me encuentre lejos de allí recondaré todo aquello?¿Mi piel guardará aquel frío, aquella humedad, las caricias a mis perros, el calorcillo agradable de cada comienzo de primavera? ¿La claridad de esos fríos días después de noches de fuertes tormentas? ¿Aquellos atardeceres de calurosos veranos, en el que la fuerza del sol que caía incendiaba la línea del horizonte y la convertía del color más rojo nunca visto? ¿Las miradas atentas de aquellos animales que con solo observar me trasmitían la más intensa sensación de paz?
¿Todo aquello quedará en mí de igual manera que yo quedaré allí?

lunes, 11 de febrero de 2013

Sueños de un mundo mejor

Algunos al ver tu mirada, sentirían ternura, otros quizás tomarían esa bondad y las guardarían en su interior, los más torpes quizás indiferencia. Pero hay una clase de personas insensibles y sin humanidad ni sentimientos, que intentarían destrozarte, humillarte, golpearte y luego de todo ello abandonarte.
¡No los mires con miedo, ellos se alimentan de eso! No temas ni tiembles, yo no los dejaré acercarse a ti. Te protegeré, amaré y respetaré como tu lo hicistes, haces y harás. Pondré un muro invisible entre ellos y tú, no temas. Mi cuerpo te servirá de escudo ante sus amenazas y golpes. Mi mirada te hará de filtro ante sus miradas de superioridad falsamente enfundadas por ellos mismos. Y mis manos te resguardarán de todo abandono y desprecio, colmándote de suaves caricias y mimos.
Todo ello sin ningun esfuerzo, saldrá naturalmente de mí, como saldría de tí si tú fueras mi protector. No debes preocuparte, todo irá bien. Es lo que me dices con tu mirada cuando yo estoy mal, tu forma de hacerme feliz, demostrarme tu apoyo y lealta. Así mismo, nos protegemos mutuamente.
No existirá la pena, ni la agonía. Todos los seres nos respetaremos y nos haremos fuertes ante la maldad de unos pocos, aquellos que cada vez serán menos hasta desaparecer.
Quizás todo esto parezca un sueño y quede un largo camino hasta llegar. No te preocupes, no te escondas, estaremos juntos y eso será nuestro escudo. ¡Nuestra arma de protección!

No volvamos la mirada al ver un animal abandonado o maltratado, porque él no pensaría ni por un momento en dejarte solo. Protejámoslos de la maldad humana.

Para tu Lista de música

Aquí comparto con vosotros algunas de las nuevas canciones que he ido encontrando por el camino. Todas no son de la misma época, pero cada una tiene su emoción, encanto y sentimiento.
La primera para compartir es Twice del grupo Little Dragon. Conocí este grupo por casualidad y me encantó esta canción.
Otras de mis favoritas es Closer del grupo Kings of Leon, según el cantante, es la historia de un vampiro enamorado y obsesionado con dicho romance.
Tears of an angel de RyanDan, canción romántica. El momento más emocionante empieza en el minuto 2:25.
Enjoy the silence versionada por Anberlin, movidita movidita.
Feuer und wasser del grupo alemán Rammstein. Cuenta la historia de una pareja, la cual está protagonizada por la indiferencia y frialdad de ella contra la pasión y ardor de él.
Vesper de Nicholas Dodd B.S.O. Casino Royale (James Bond), canción instrumental melancólica.
Undisclosed Desires de Muse, ¡os la recomiendo!
De momento os dejo estas para que las disfrutéis, mientras yo os voy preparando la siguiente lista, esta vez más movidita...

Fuego y Hielo. Robert Frost

Fuego y Hielo

Unos dicen que el mundo terminará en fuego,
otros dicen que en hielo.
Por lo que he gustado del deseo,
estoy con los partidarios del fuego.
Pero si tuviera que sucumbir dos veces,
creo saber bastante acerca del odio
como para decir que en la destrucción el hielo
también es poderoso
Y bastaría.

Robert Frost.

domingo, 10 de febrero de 2013

Enigmas de Medianoche

La oscuridad lo abraza todo, naturaleza despierta bajo el manto inerte de la existencia.
Voy andando y siento la humedad que me cala los sentidos, la frialdad choca en mi cara y hace que se escapen unas lágrima de valor.
La bruma juega entre mis pies, sabiendo que el camino que piso es seguro.
¿Por qué te recuerdo con melancolía? Te oigo respirar y me estremezco, pienso que estás cerca, nada más lejos de la realidad. ¿Será que te busco a ti?
Espero que el canto de un solitario búho me de la respuesta, ¿por qué estoy aquí? ¿Es por tí o por mí?
Durante el paseo, mis manos van apartando las humedas ramas que arañan cariñosamente mi frente, todo es tan bello que me olvido de seguir hacia adelante y paro un instante... El aroma a tierra mojada me embriaga obligando a parar mi mente. Mirando a mi alrededor veo las luces rápidas y ágiles de la oscuridad, todo es tan romántico en ese lugar apartado de todo ruido mundanal... El movimiento viene y va, las criaturas de la noche se percatan de mi presencia y curiosas se acercan, en realidad me han atrapado con sus cantos y sonidos, no puedo volver sobre mis pasos, ya sin huellas que volver a pisar.
Miro al cielo, tan relajado por la paz del ambiente con sus millones de lucecitas brillando victoriosas y pienso: ¿qué estaría pensando al intentar escapar de aqui?
Al levantar los brazos siento como la brisa atraviesa entre mis dedos, tan sutíl como placentera y me recuerda entonces que yo pertenezco a ese lugar del que nunca me fui, lugar donde mis sentimientos quedaron esparcidos por el suelo.
En las alturas y sabiendo de su superioridad, el viejo búho sigue observando cada uno de mis estados de ánimo que van recorriendo todo mi cuerpo con tanta rapidez que no me da tiempo a asimilarlos. Oigo el crujido de las hojas secas al paso de mi propio miedo. Empiezo a sentir que el frío produce un letargo en mis manos y las vuelve torpes. ¿En qué punto estoy? ¿Todo debe quedar igual?
Entonces y como una rígida y gélida lanza de acero mi miedo me atraviesa, en medio de mi pecho, donde se aloja. La impresión hace que me deje caer sobre las rodillas produciendo un tremendo revuelo a mi alrededor y a la vez, en mi interior.
Ahora lo comprendo todo, aquel lugar me hace recordar que cada paso que dí en el pasado fue para acabar allí, bajo ese cielo que ahora implacable ve mi realidad. Siento como la humedad llega a mi interior hasta colapsar mi respiración, ¿por qué me haces esto?
Poco a poco, pero a la vez de pronto todo va cambiando, la oscuridad va dando paso a la tímida claridad, la cual va cambiando los colores, los olores, incluso los habitantes de la noche se van refugiando para dar paso a nuevos seres. Pero él sigue ahí, ese gran búho espera paciente mi reacción, mirándome con sus grandes ojos.
¡Mi respiración sale libre!
Miro a mi alrededor y descubro que mi busqueda ha terminado, estoy por fin contigo, alrededor de mí, por todas partes te tengo, me levanto para sentir cada sensación contenida por la angustia.
Ya no tendré que preocuparme, mi pecho se despeja de todo temor conforme va clareando la mañana, bañandolo todo de luz y esperanza.
La frialdad se desvanece para dejarme disfrutar de la cálida luz en mi piel, esperando calmar cada resquicio de tristeza alimentada desde hace tiempo.
Comienzo a andar, me voy acercando con cada paso. Mis movimientos se vuelven rápidos por la impaciencia del momento.
No me lo creo al llegar a esa casa con tejado marrón y puerta de madera maciza. Mis temores quedaron atrás, donde no me pueden alcanzar.
Ahora el clima es tan cálido como suave, mis manos ágiles al despojarse de aquella oscura humedad, se apoyan en la madera empujando y abriendo la vieja pero acogedora casa. Entonces doy un paso a delante, pero algo hace detenerme y volver a mirar todo ese paisaje. Una luz dorada y primaveral enciende el color verde de la hierba, al igual que cada puntito de color que florece por la espesura, árboles robustos recogen en cada una de sus ramas los alegres cánticos de los nerviosos pajarillos. El camino de dorado albero brilla con solera entre tanto verde. ¡La vida ha comenzado de nuevo en aquel lugar!
Pero alli, a lo lejos, en lo alto una silueta espera paciente e inmóvil...
-Viejo búho, que con tu sabiduría me protegistes y has traido hasta aquí. Ya no debes preocuparte, he llegado, he llegado a casa, un lugar al que pertenecer... ¡El lugar al que pertenezco!